Quienes somos?

COENER es una asociacion civil integrada por profesionales venezolanos con el objeto de orientar a los sectores público y privado en materia energética, elaborando y proponiendo políticas, proyectos, asesorías, investigaciones y divulgación de conocimientos, con el propósito de satisfacer y generar el óptimo beneficio social y económico del país

lunes, 30 de diciembre de 2013

Precio de la gasolina: incapacidad y corrupción

Este es un trabajo publicado por un miembro de COENER, como un trabajo particular de investigación (Green Paper), por lo tanto COENER no se hace solidaria con su contenido:

Juan L. Martínez

El Estado Venezolano ha proporcionado, entre 2002 y 2013, más de 91 mil millones de dólares en subsidios implícitos a los combustibles de uso automotor.


Lamentablemente, una porción de esta inmensa cantidad de dinero ha sido apropiada por la cadena de contrabando de combustibles; diversos estimados y trabajos de investigación indican que cerca de un 15% del volumen de combustibles automotores sale ilegalmente por varios puntos fronterizos.

Por otra parte, estudios en el campo estadístico y social indican que de todo el subsidio que el Estado provee a los combustibles que se utilizan en la actividad de transporte, escasamente un 7% llega de alguna manera al 20% de las familias más pobres, mientras que el 20% de los estratos sociales de mayores ingresos perciben el 39% de dicho subsidio.

A todo esto se debe sumar la alta incidencia de accidentes, así como la pérdida de capacidad de producción petrolera y de procesamiento en refinerías que viene experimentando PDVSA desde 2003, lo cual ha derivado en la necesidad de importar gasolina terminada y diversos componentes, así como combustible diesel. Se estima que desde 2011 Venezuela debe importar entre 10 mil y 50 mil barriles diarios de combustibles, que paga a precios internacionales.

De igual modo, producto de estas graves distorsiones y de la utilización de la industria petrolera nacional con fines políticos, se observa una preocupante falta de inversiones en la infraestructura de refinación, así como de transporte, distribución y de expendios de combustibles.

Debido a incapacidad y corrupción política y gerencial, enmascaradas tras la falsa tesis de que la gasolina debe seguir regalándose en beneficio del pueblo, después de 15 años, y luego de la acumulación de una inmensa deuda interna y externa, esta carga se le hace insostenible al gobierno, y simplemente anuncia, dos días después de un proceso electoral de autoridades regionales, y contrariamente a lo que aseguraron a lo largo de este año, que la gasolina ahora si debe aumentarse de precio debido a que PDVSA pierde mucho dinero con este subsidio.

El planteamiento es sencillamente inaceptable debido a que después de años de abandono y politización, los responsables de la industria petrolera y las autoridades del gobierno no pueden simplemente trasladar su incapacidad a los ciudadanos con la finalidad de mantener en PDVSA una administración de carácter político, ineficiente y sin rendición de cuentas.

Antes de proceder con una medida de esta naturaleza, el gobierno debe responder a la ciudadanía varias preguntas:

1) ¿Por qué se ha permitido llevar a la industria petrolera, y al país, a una situación económica y operativa tan precaria?

2) ¿Por qué en este momento PDVSA ya no puede seguir proporcionando el subsidio si durante los últimos 3 años los precios de exportación de la cesta petrolera venezolana se mantienen en el orden de 100 dólares por barril?

3) ¿Por qué se ha permitido, bajo el conocimiento de las autoridades, una actividad de contrabando de extracción cada vez más desarrollada?

4) ¿Cómo se va a garantizar que una medida de ajuste de precios no va a afectar a los usuarios del transporte público y no va a generar aumentos de precios generalizados en bienes y servicios?

5) ¿Por qué no se han concretado sistemas alternativos de transporte masivo que puedan proveer opciones reales y eficientes a la ciudadanía?

6) ¿Cómo se va a beneficiar el pueblo con este ajuste en los precios de los combustibles? ¿Qué va a hacer PDVSA y el Estado con los ingresos adicionales? ¿Cómo se va a compensar a las familias de menores recursos?

7) ¿Por qué el ministro-presidente de PDVSA, y vice-presidente para el área económica, asegura que el costo de producción de la gasolina es equivalente a más de 28 veces el precio al cual se vende al público? Esto equivale a casi 70 dólares por barril; 3 veces el costo que ha venido reportando el Ministerio de Petróleo y Minería para la cesta de combustibles que se suministra al mercado interno.

8) ¿Acaso PDVSA aspira a que el pueblo subsidie las compras de combustibles en el exterior debido a su pérdida de capacidad de producción y de refinación?

9) ¿Por qué, si el problema es de recursos financieros, no se suspenden de igual modo los negocios políticos internacionales que en materia petrolera hoy acarrean pérdidas por más de 8 mil millones de dólares anuales a PDVSA?

Ante la situación a la cual ha llegado la industria petrolera, este planteamiento de aumento improvisado de precios de la gasolina ameritaría la destitución del ministro-presidente de PDVSA, así como de todo el directorio, tanto de PDVSA como del Ministerio de Petróleo y Minería.


Nuevamente, es momento que los órganos fiscalizadores del Estado, el Ministerio Público, la Contraloría y la Asamblea Nacional, entre otros, asuman su rol y comiencen a hacer su trabajo en beneficio del interés de los ciudadanos.

martes, 24 de septiembre de 2013


 Este es un trabajo publicado por un miembro de COENER, como un trabajo particular de investigación (Green Paper), por lo tanto COENER no se hace solidaria con su contenido:

https://app.box.com/files/0/f/492613816/1/f_10599271745

lunes, 16 de septiembre de 2013

Accidente Refineria Amuay Entrevista por Cesar Miguel Rondon


Entrevista a Javier Larrañága y Jose Mendez por Cesar Miguel Rondon sobre el Accidente Refineria de Amuay el 16-09-13

ENTREVISTA

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Comunicado COENER al año del Accidente de Amuay

Comunicado COENER al año del Accidente de Amuay by energia21

jueves, 12 de septiembre de 2013

Amuay. Ramirez Presentacion Informe Investigacion PDVSA (2013)

sábado, 31 de agosto de 2013

Informe Investigacion Accidente Refineria Amuay (COENER)

Resumen Ejecutivo Investigacion Accidente de Amuay (COENER) by energia21

Informe de Investigacion Amuay (COENER) by energia21

Anexos Informe Investigacion Accidente de Amuay (COENER) by energia21

domingo, 23 de junio de 2013

https://www.box.com/files/0/f/492613816/ASUNTOS_COENER

domingo, 5 de mayo de 2013

Diego J. Gonzalez C. https://www.box.com/files/0/f/492613816/1/f_7921538320

martes, 9 de abril de 2013

Siniestralidad de PDVSA en cifras

Juan L. Martínez

La seguridad en las operaciones de PDVSA no escapa de la crisis que atraviesa la industria petrolera en Venezuela.

La reducción en sus niveles de producción, tanto de petróleo crudo, gas natural y sus derivados, así como de productos refinados, es cada día más inocultable. Las cifras que se reportan en diversas publicaciones especializadas, así como las mismas cifras que reporta PDVSA, así lo confirman.

Luego del lamentable siniestro ocurrido en la Refinería de Amuay el pasado 25 de agosto de 2012, el parque refinador venezolano se encuentra operando en condiciones extremadamente limitadas. Desde 2011 PDVSA se ha visto obligada a importar gasolina y componentes para abastecer el mercado interno, sin embargo, después del referido accidente, los niveles de importación se han incrementado significativamente, llegándose ahora a efectuar importaciones de otros productos refinados, como combustible diesel.

Sin embargo, hasta la fecha poco se comenta sobre los niveles de siniestralidad de la industria petrolera en Venezuela, excepto las sacudidas que se generan en la opinión pública cuando ocurren eventos como el de Amuay, y como el derrame de crudo en el Río Guarapiche, ocurrido a comienzos de 2012; los cuales, en su momento, causaron alarma general y una significativa percepción de que algo no anda bien en esta empresa.

A continuación se podrá constatar, con cifras, que los niveles de accidentalidad de PDVSA, en Venezuela, son extremadamente preocupantes.

Un elemento disparador de este trabajo lo constituyó el contenido del informe técnico que la empresa RJG Risk Engineering llevó a cabo en marzo de 2012, con motivo de una evaluación en los procedimientos y niveles de seguridad en la operación del Centro Refinador Paraguaná (CRP), del cual forma parte la Refinería de Amuay. Esta evaluación fue ejecutada por iniciativa del grupo QBE, como parte de las rutinas de monitoreo de sus clientes a nivel internacional, para efectos de calificar los niveles de riesgo y los requerimientos para una adecuada cobertura en sus pólizas de seguros.

El referido informe indica, en su página 6, bajo el subtítulo “Incidentes”, que durante el año 2011, en el CRP se reportaron 222 eventos, de los cuales cerca de 100 fueron incendios. Sin embargo, lo más delicado es, que a pesar de disponerse en el CRP de buenos procedimientos de reporte y de investigación de accidentes, de todos estos incidentes reportados, solamente unos pocos fueron pasados a la fase de investigación por parte del comité responsable de esta tarea, y únicamente nueve (09) fueron “cerrados” con resultados y recomendaciones, de acuerdo a lo indicado en este informe técnico.

Otro elemento de significativa relevancia es la información que PDVSA revela en sus informes de gestión anual, como parte del contenido de la gestión referida a la Seguridad Industrial en sus operaciones. En estos informes se puede constatar la magnitud de dos indicadores clave en materia de seguridad industrial; el Índice de Frecuencia Neta (IFN), el cual muestra la cantidad de accidentes causantes de lesiones con pérdida de tiempo de labor por cada Millón de Horas de trabajo; y el Índice de Severidad (IS), el cual muestra la cantidad de días perdidos de labor por Millón de Horas de trabajo.

En estos informes puede constatarse, de forma sorprendente, que lejos de reducirse la incidencia de accidentes y su nivel de gravedad, como es la tendencia a nivel global, estos índices aumentan de manera sostenida en Venezuela desde el año 2007, mientras que en CITGO, filial de PDVSA que opera en Estados Unidos, con varias refinerías y terminales de manejo de crudo y combustibles, sus indicadores de seguridad industrial vienen mostrando una significativa mejora, a tal punto que en 2009 y 2010 fue galardonada debido a su exitoso desempeño en esta materia.

La gráfica mostrada a continuación refleja el desempeño de PDVSA en comparación con otras empresas y en relación a los indicadores globales publicados por International Association of Oil and Gas Producers (OGP), en este caso, los referidos a IFN.



La siguiente gráfica refleja el desempeño de PDVSA en relación a sus indicadores de severidad.



En las gráficas se constata que los índices frecuencia de accidentes muestran una tendencia decreciente a nivel global, e incluso en empresas como PEMEX y ECOPETROL, que hasta 1999 tenían altos índices de siniestralidad, en los últimos años han hecho esfuerzos significativos e internacionalmente reconocidos en materia de seguridad industrial.

En cambio PDVSA, con cifras publicadas por esta misma empresa, hace evidente que sus operaciones conllevan niveles inaceptables de riesgo, no solo para sus trabajadores propios y contratados, sino para las poblaciones circundantes, especialmente en aquellas instalaciones cercanas o dentro de áreas de alta concentración poblacional, tal como ocurre con las refinerías de Amuay, Cardón, El Palito y Puerto La Cruz, con otras instalaciones de manejo de combustibles como poliductos y Plantas de Distribución, así como miles de kilómetros de gasoductos y redes de distribución.

Otro elemento que hace reflexionar más profundamente es el hecho que antes de 2003 los niveles de accidentalidad en Venezuela estaban dentro de los parámetros internacionales (OGP) y eran incluso menores que los promedios de la región, tal como se muestra en la siguiente gráfica. De igual modo se observa cómo a partir de 2003 el índice de frecuencia comienza a elevarse superando el promedio regional.


Es hora que este importante aspecto se sume al monitoreo de la gestión de PDVSA, y que se exija al cuerpo directivo de esta empresa estatal, así como a los responsables por parte de Ejecutivo Nacional, una completa rendición de cuentas en materia de seguridad industrial, así como la divulgación de los informes de investigación de la mayor parte de los siniestros más graves, con la identificación de responsabilidades y el resarcimiento adecuado a las víctimas. La Fiscalía General de la República y la Asamblea Nacional deben asumir su responsabilidad y actuar de inmediato.

miércoles, 3 de abril de 2013

LAS MENTIRAS DE PDVSA

Este es un trabajo publicado por un miembro de COENER, como un trabajo particular de investigación (Green Paper), por lo tanto COENER no se hace solidaria con su contenido:

Diego González Cruz

LA SOBERANÍA PETROLERA NO COMIENZA CON CHÁVEZ
LAS MENTIRAS DE PDVSA
Ante la publicación, en los principales periódicos del país, por parte de la Junta Directiva de Petróleos de Venezuela, S.A., el pasado lunes 11 de marzo de 2013, de una alegoría  a los “logros alcanzados gracias a la ejecución de la Política de Plena Soberanía” en la Industria Petrolera nacional, el Centro de Orientación en Energía COENER, Considera su responsabilidad fijar posición acerca de los logros allí establecidos, sobre los cuales,  lo menos que podemos decir es que están alejados de la realidad.
La soberanía nacional la ejercen los ciudadanos de una Nación a través del poder que le otorgan al Estado para que éste, de acuerdo con la Constitución, defienda los intereses y derechos de cada ciudadano y de la Nación como un todo. Desde el comienzo del siglo pasado, Venezuela evolucionó en el perfeccionamiento del control de su actividad petrolera, el cual culmina con la nacionalización de las empresas extranjeras y la creación de Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) en 1976. Una empresa que no obstante ser estatal se condujo con una visión comercial y con los criterios más avanzados de gerencia. PDVSA, en poco más de dos décadas se convirtió en una empresa de excelencia gerencial y de referencia mundial, ubicada entre los primeros cinco lugares de casi todos los parámetros utilizados para medir eficiencia, accidentalidad  y capacidad de producción. El Estado venezolano, a través de su empresa nacionalizada y de políticas adecuadas, había cumplido con el mandato de sus ciudadanos de defender sus intereses y derechos  en la explotación de su recurso más preciado, el petróleo.
Lo que ocurre con PDVSA a partir del año 2000 parece un guión establecido con la intención de destruir lo logrado por las gestiones anteriores. Veamos qué tan cerca de la  verdad están las  aseveraciones indicadas en la  publicación antes mencionada:


Las MENTIRAS en negritas
1.    “Se logró derrotar el Sabotaje petrolero”
El inadecuadamente llamado  “sabotaje petrolero”, fue un paro  cívico nacional, al cual se unió gran parte de los trabajadores de la industria petrolera y de la sociedad venezolana, cuyo propósito era manifestar en contra de leyes inconstitucionales que ponían en peligro el progreso del país y preservar los principios de meritocracia y profesionalismo en todas las empresas del Estado. El verdadero sabotaje petrolero lo ejecuta el gobierno al despedir a más de 20.000 trabajadores (más de 250.000 años de experiencia), dejando a PDVSA en situación minusválida para realizar las actividades medulares de una empresa petrolera.  Hoy PDVSA ha perdido su participación no sólo en la OPEP, sino en sus mercados tradicionales.
  
2.    ”Rescate y nacionalización” de la Faja Petrolífera del Orinoco
Cuando el actual régimen tomó el poder, la producción de la Faja era de 618 mil bpd, con un plan de expansión a unos 2 millones de bpd en la siguiente década. Hoy la producción se redujo a unos de 500 mil bpd y los socios potenciales, otrora, empresas con músculo tecnológico y  financiero han sido sustituidos por empresas, que en su mayoría, sólo presentan como aval su vínculo ideológico con el actual gobierno. CUPET de Cuba, es un buen ejemplo de estos socios, país en el cual nunca se ha producido un barril de petróleo extra-pesado.

3.    ”Fin de la tercerización de nuestros trabajadores”
Aunque el término tercerización no aparece en el DRAE, éste es aceptado ampliamente como: Contratación de empresas para que desarrollen actividades especializadas u obras, siempre que éstas asuman los servicios prestados por su cuenta y riesgo.  Pues bien, la  gesta  ‘emancipadora’ del actual gobierno consistió en la expropiación de pequeñas y medianas empresas que, en las áreas operativas de la industria petrolera, desarrollaban actividades de apoyo. El resultado fue una hipertrofia de la nómina de la estatal, incremento en los costos operacionales  y desmotivación a la iniciativa privada, ya que cada acción de expropiación iba acompañada de su respectiva demonización al emprendimiento privado.

4.    “Rescate y nacionalización” de los taladros petroleros, de los muelles y servicios acuáticos
La nacionalización de equipos de perforación  ha provocado desempleo y demandas contra la Nación (que muy probablemente se perderán).   Los muelles y servicios acuáticos se encuentran arrumados y abandonados en  las costas del Lago de Maracaibo, lo que demuestra lo inadecuado de esta medida de nacionalización, la cual ha sido  una de las causas fundamentales de la caída de la producción de petróleo y gas natural en occidente. La inactividad económica y el desempleo en la Costa Oriental del Lago son uno de los peores efectos.

5.    “La migración de los convenios operativos a empresas mixtas”
Con esta  decisión sólo se ha  logrado una  baja en  la producción de petróleo y gas natural de esas áreas. Adicionalmente y paradójicamente, las empresas mixtas conllevan la co-propiedad de los recursos, lo cual, en consecuencia, disminuye la soberanía nacional a través de las alianzas con "gobiernos amigos". Entre los más relevantes figuran  Rusia y China.

6.    “PDVSA ahora es roja rojita” Ojo esto no es mentira. ¡Es verdad!
Se hizo “roja rojita” en el tristemente célebre discurso del presidente de la estatal, donde le dijo a los trabajadores que ellos estaban allí por Chávez y el que no estuviera de acuerdo lo iban a sacar a “trancazos”. Roja rojita para apartarla de su Misión de ser una empresa petrolera, para humillar a sus trabajadores obligándolos a realizar actividades que no tienen que ver nada con una empresa petrolera. Hoy es una empresa endeudada y en franco deterioro. Los altos índices de siniestralidad así lo demuestran. PDVSA se ha convertido en un brazo ejecutor del modelo político del gobierno y ha dejado de ser, vaya curiosidad, una empresa de todos los venezolanos

7.    Incremento de la “inversión social”
Inversión social implica destinar recursos a generar las condiciones necesarias (salud, educación, seguridad, empleo, instituciones, garantía de derechos) para el desarrollo sostenible, en el largo plazo, de los ciudadanos. Es cierto que Venezuela pasa por momentos que hacen necesario el apoyo perentorio a los ciudadanos, pero no es menos cierto que el mismo ha sido implementado de manera inconsistente y con marcados fines electorales. Adicionalmente, la inversión social realizada a través de PDVSA, tiene como contrapartida una sustancial reducción de las inversiones en la capacidad de producción. La inversión social de PDVSA ha significado una grave distorsión en sus funciones medulares,  sustituyendo vitales tareas correspondientes al Estado Venezolano, Hoy tenemos una empresa menos eficiente en las labores que le corresponde como empresa petrolera y una empresa definitivamente ineficiente en las tareas de tipo social.. Adicionalmente, estas actividades han sido foco de corrupción administrativa, consecuencia del poco control.  Recordar caso PDVAL
8.    “Se logró la justa distribución” de la renta
La renta proveniente de la explotación petrolera, es propiedad de la nación, de todos los venezolanos. Sin embargo, la distribución de la renta tiene un marcado signo político-partidista“, como es el caso de la asignación de viviendas. Adicionalmente se ha beneficiado a un sinnúmero de países y personas que no tienen nada que ver con las verdaderas necesidades de la población venezolana, como los “pobres” norteamericanos que están recibiendo combustible subsidiado por la filial CITGO. Por otro lado, el  subsidio a la gasolina y a otros combustibles beneficia mayormente a contrabandistas, producto del marcado diferencial de precios con países vecinos, y a los sectores de mayor poder adquisitivo.
    
9.    la OPEP salió de un largo letargo con miras a “la defensa del valor del barril de crudo”

No es verdad que los precios han aumentado y se han estabilizado gracias a la OPEP y menos  a la influencia del Gobierno Venezolano. La OPEP ya no representa una proporción decisiva en el mercado. La producción de petróleo de la OPEP que era de 26 millones de barriles diarios en 1999, para 2013 se le estima en 30 millones de barriles diarios (crece 4 millones de barriles diarios en 14 años); mientras la producción de los no OPEP pasa de 46 millones de barriles diarios en 1999 a 54 millones de barriles diarios en 2013, un crecimiento neto de 8 millones de barriles diarios. Y lo más triste, la producción de Venezuela en 1999 era de 3.1 millones de  barriles diarios y al 13 de febrero de 2013 se redujo a  2.7 barriles diarios, según cifras oficiales, enviadas por el gobierno venezolano a la OPEP.

10. Se “rescató la administración de nuestros recursos naturales para beneficio de todos los venezolanos, pero también para los demás pueblos de la gran Patria Latinoamericana y Caribeña”
Es definitivamente controversial que en el rescate de la administración de los recursos petroleros, en momentos de precios record, se haya aumentado la deuda nacional  de una manera significativa,   mantenido  los mismos niveles generales de pobreza, se haya incrementado la desinversión, reducido los niveles de  productividad,  abandonado la producción en el campo e incrementado la importación de bienes y servicios. Aunque se menciona el beneficio a otros países como un acto de solidaridad, es inentendible que un país deficitario en infraestructura física en carreteras, viviendas, salud y educación, se dé el lujo de donar bienes o realizar financiamientos  en condiciones altamente inconvenientes para el país.

11. Se “reconquistó la soberanía nacional”
Nunca la soberanía de la Nación venezolana, después de la gesta de independencia, había estado tan en tela de juicio. En el ámbito económico, el país depende casi totalmente de los ingresos petroleros y estos “penden del hilo” de los precios internacionales, sobre los cuales Venezuela no tiene control.  
El primer paso para resolver una crisis, es reconocerla. Aunque el régimen exprese lo contrario, la industria petrolera nacional  pasa por los peores momentos de su historia. Si adicionalmente consideramos que  Venezuela, aparece en los lugares menos privilegiados en estudios recientes sobre transparencia en las negociaciones con el Estado y que los entes contralores, como la Contraloría General de la República, o la Asamblea Nacional, no cumplen con las funciones que le son inherentes cuando las denuncias están orientadas contra algún ente del gobierno, como los casos de PDVAL, el accidente de Amuay, entre otros, estamos en la mayor falta de transparencia: Se oculta intencionalmente la crisis y no se realiza la contraloría necesaria.
Venezuela tendrá que realizar cambios estructurales de gran importancia en la industria de los hidrocarburos, si quiere aprovechar las oportunidades que representan los ingentes recursos con que cuenta. Estos cambios pasan por superar la situación precaria de la infraestructura física del sector y por cambios fundamentales en el área institucional, única manera de rescatar la credibilidad como país exportador de petróleo que tuvo por muchos años y de esta forma atraer inversiones, tecnología y mercados.

Caracas, 03 de abril de 2013

sábado, 30 de marzo de 2013

MEMORIA Y CUENTA 2012 PDVSA A LA ASAMBLEA

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martes, 12 de marzo de 2013

El lado oscuro del subsidio a la gasolina


Juan L. Martínez

El subsidio a los combustibles, en especial los de uso automotor, tiene un efecto pernicioso directo sobre quién lo acarrea, en este caso, la estatal PDVSA, derivándose al Estado venezolano con un costo de más de 16000 millones de dólares para 2012, cerca del 5% del Producto Interno Bruto del país.

El efecto inmediato que esto viene causando sobre PDVSA es la cada vez mayor precariedad en el mantenimiento de sus sistemas de refinación, así como de su infraestructura de transporte, distribución y comercialización de combustibles.

Es de conocimiento público que Venezuela está importando gasolina desde 2011, y diesel desde 2012, especialmente después del desastre de la Refinería de Amuay el 25 de agosto del año pasado. El costo de estas importaciones podría estar en el orden de 2000 millones de dólares durante 2012.

El sistema combinado de distribución y transporte por poliductos más reciente, el SISCO (Sistema de Suministro Centro Occidental), fue inaugurado por PDVSA en 1993, hace 20 años. La capacidad de manejo de combustibles de estos sistemas es de 380 mil barriles diarios, muy por debajo de la demanda actual del mercado interno venezolano. De ahí que la estatal PDVSA haya tenido que invertir cuantiosas sumas en el engrosamiento de la flota de camiones-remolque, a fin de compensar este déficit de capacidad.

Por otro lado se tiene, y se agrava cada día mas, el problema del contrabando de extracción, el cual se estima roba al país cerca de 50 mil barriles diarios de gasolina y diesel, para ser comercializados a precios muy superiores en Colombia, Brasil, Centroamérica e islas del Caribe.

Sin embargo, aun se escuchan opiniones adversas ante la necesidad imperiosa de reformular estas políticas de subsidios implícitos. Los argumentos que se siguen esgrimiendo se basan en el derecho que tienen los venezolanos a disfrutar de combustible barato ya que somos un país petrolero. Nada más equivocado. Un gobierno fundamentalista como el de Irán tuvo que olvidarse de esto ante la ruina que representaba su mercado interno de energía. A partir de 2011 empezó a ajustar los precios de la gasolina, el diesel y la electricidad con el objeto de llevarlos, gradualmente, a términos equivalentes a su costo de importación.

El modelo distributivo actual quedó al descubierto con el estudio de Gustavo García y Silvia Salvato “EQUIDAD DEL SISTEMA TRIBUTARIO Y DEL GASTO PÚBLICO EN VENEZUELA”, publicado en septiembre de 2005 por la Comunidad Andina de Naciones (CAN) (http://www.comunidadandina.org/public/libro_EquidadFiscal_venezuela.pdf).

A partir de estos datos, se puede inferir que la distribución real del subsidio implícito a los combustibles para uso automotor, incluyendo su porción de uso para transporte público, transporte de carga y vehículos particulares, es absolutamente desigual. El 20% de las familias de menores ingresos apenas se beneficia de un 7% de este subsidio implícito, mientras que el 20% de las familias de mayores ingresos percibe el 39% de dicho subsidio.

Todo lo anterior bajo la tesis de que el subsidio llegue de alguna manera a los consumidores, mas sin embargo, hay serias evidencias de que una buena parte del mismo beneficia directamente a grupos económicos asociados a la industria automotriz, transporte público y transporte de carga. Combustible barato o regalado puede incrementar con mucha facilidad la demanda de vehículos de toda gama, así como la rentabilidad de los servicios de transporte.

¿Se refleja verdaderamente el subsidio a los combustibles en las tarifas y la calidad del transporte público y en el precio de los productos que consumimos en Venezuela? Pareciera que no es así.

Hay soluciones para esto y su implementación puede llevarse a cabo con éxito recuperando los costos de producción y distribución, erradicando el contrabando, redistribuyendo la renta de forma equitativa y logrando que la actividad pueda crecer y generar empleos incentivando la participación del capital privado. Todo ello es absolutamente viable con la modificación de la estructura de precios y mediante la instrumentación de un mecanismo de compensación directa destinado a beneficiar a la mayor parte de las familias. Un cambio radical de políticas públicas que verdaderamente distribuya la renta de manera equilibrada.

jueves, 7 de marzo de 2013

DOCUMENTOS DEL SIMPOSIUM "LA ENERGIA EN PERSPECTIVA - Caracas / Mayo de 1991

Pese a que fueron elaborados hace un par de décadas, buena parte de lo allí escrito continúa vigente.
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COMENTARIOS DE APERTURA César Quintini Rosales

REFLEXIONES SOBRE POLITICA ENERGETICA Y PETROLERA - Hugo Pérez La Salvia
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 COMENTARIOS DE APERTURA
Con la realización del Simposio La Energía en Perspectiva hemos entrado en la etapa de mayor intensidad, de un proceso que comenzó hace aproximadamente un año, cuando en un recinto cercano al que ahora nos cobija, realizamos las Primeras Jornadas de Reflexión de la Asociación M.I.T. de Venezuela, Allí surgió la idea de examinar algunas de las múltiples facetas de la cuestión energética,

Gracias a la receptividad y colaboración de quienes discurrirán en las próximas horas, al esfuerzo y dedicación de quienes nos han acompañado en el Comité Organizador del Simposio, al apoyo de nuestros colegas y al respaldo de las instituciones y personas que han hecho posible que hoy nos encontremos reunidos, lo que fue una inquietud se ha traducido en el simposio en que hoy participamos.

El proceso no culmina hoy, debemos continuarlo. Ahora nos reunimos para escuchar puntos de vista y compartir experiencias de destacados colegas, que han desempeñado o están desempeñando importantes funciones dentro del Sector Energético. Posteriormente nos toca analizar lo expuesto y pronunciarnos.

Siendo la energía asunto fundamental para la sociedad contemporánea y vital para nuestro país, no es de extrañar que cada uno de nosotros posea su modelo particular acerca de la manera de aprovechar óptimamente los múltiples recursos energéticos con que nos ha favorecido el Creador. Así lo evidencia la actuación de muchos de nuestros compatriotas, cuando les ha tocado estar al frente de organismos rectores del Sector. No sería pues realista, pretender que en el transcurso de unas cuarenta horas, podamos producir una serie de conclusiones que permitan proponer cambios de significación, conducentes al establecimiento de una Política Energética Integral, dinámica, comprendida, compartida y permanente.

Aún dentro del seno de nuestra Asociación, la heterogeneidad de enfoques y criterios sobre el tema energético es notable. Tiene que ser así. Pese a que la mayoría de quienes la integramos hemos recibido una formación técnico-científica parecida, tenemos una gama generacional que incluye promociones que van desde 1926 hasta 1990 y nuestros colegas, aunque son pocos los que han escogido el camino del activismo político, han estado o están presentes en movimientos que se consideran formas avanzadas de socialismo, participan en el movimiento neo-liberal que está de moda, o sostienen puntos de vista que algunos podrían calificar de conservadores. La mayoría, sin embargo, ha preferido mantenerse al margen de la arena político-partidista, mas no por ello han dejado de asumir responsabilidades públicas, y -nuevamente- a lo largo de sus actuaciones, se ha reflejado una variada gama de enfoques ideológicos. No es fácil, lograr una convergencia de ideas dentro del contexto energético, de allí la importancia de no precipitar los procesos. Deseamos conocer criterios y compartir experiencias, no pretendemos, ni deseamos, llegar ahora a conclusiones prematuras.

Estamos conscientes de que el tema que hemos tenido la osadía de pretender analizar, requiere de una amplísima participación y de una profunda reflexión sobre cada uno de sus aspectos. No es posible, sin embargo, dentro del limitado tiempo de que disponemos, satisfacer estos requerimientos como lo desearíamos, esta circunstancia nos obliga a desempeñarnos dentro de un marco de estrictas reglas que les rogamos comprender y respetar, a objeto de poder ejercer un control efectivo en la dinámica del evento. Es por eso que hemos adoptado el mecanismo de preguntas y comentarios escritos en la primera fase del evento. No obstante, hemos tomado las previsiones del caso, para que aquellos quienes deseen expresar sus puntos de vista, puedan hacerlo en las sesiones programadas para la parte final.

Pese a su complejidad, el Sistema Energético Mundial es uno solo y el Sistema Energético Venezolano, parte integral del primero, es también único. Un análisis relativamente simple nos puede conducir a entender esta unidad sistémica, no obstante, la tendencia es hacia los enfoques parciales de cada sub-sector.

En las múltiples conversaciones en que nos hemos visto involucrados en el proceso promocional de este simposio, la tendencia ha sido a centrar la atención en los asuntos petroleros. Ello no ha de extrañarnos, la inmensa cantidad de recursos de gas y petróleo con que hemos sido favorecidos y la inmensa dependencia de su explotación y exportación a que nos hemos acostumbrado, hace que la palabra petróleo sea sinónimo de energía en el argot venezolano.

Pero la cuestión energética va más allá del petróleo, el gas, el carbón y la electricidad, involucra también al transporte, las industrias de proceso y de manufactura y desde luego el comercio y los hogares.

Tomemos por ejemplo el transporte, cuyo progresivo encarecimiento fue la chispa que ocasionó la más violenta explosión social que hemos vivido en Venezuela durante el presente siglo. Hemos sido extremadamente tímidos en la aplicación de precios realistas a la venta de combustibles para el transporte, pero al mismo tiempo seguimos obligando a la población a subsidiar industrias cuya eficiencia y competitividad todos conocemos y cuyos costos de producción son los que mas contribuyen al encarecimiento del transporte. No parece existir claridad, ni consistencia alguna, en la identificación de alternativas de transporte, que racionalicen el consumo energético y disminuyan el costo a los usuarios.

Limitaciones de tiempo nos impidieron incluir en nuestra agenda la consideración del transporte dentro del marco energético, pero no debemos olvidar que cada barril de productos que ahorremos internamente, es un barril que podemos exportar sin necesidad de mayores inversiones. Paradójicamente, a los precios actuales, el estado venezolano percibe menos ingresos reales por la venta de combustibles al mercado interno, que los que percibía hace diez años.

Aludimos al problema del transporte para insistir en el hecho, que la cuestión energética desborda la competencia de los entes responsables de la producción de energía, que el uso racional de la misma esta bajo la influencia de la Política de Transporte, de la Política Industrial y de la Política Tecnológica y que esta última tendría la responsabilidad de fijar el marco global.

Estamos en pleno debate sobre la conveniencia y forma de otorgar mayor participación al sector privado nacional y transnacional, dentro del negocio energético venezolano. La experiencia ya centenaria de Venezuela en el negocio energético, está preñada de ejemplos que demuestran, que no es la propiedad de las acciones, la que determina la excelencia de la gestión en las empresas del Sector Energético.

A fines del siglo pasado fue la iniciativa privada nacional la que introdujo a Venezuela en la era moderna de la energía. En 1878 se estableció en el Táchira la primera empresa petrolera y diez años mas tarde surgió en Maracaibo la primera empresa eléctrica, ambas promovidas por capital venezolano. Mas tarde la magnitud de las inversiones y -en el caso del petróleo- también la complejidad del mercado, hicieron necesaria la presencia determinante de empresas transnacionales en nuestro negocio energético. La prosperidad que alcanzó el estado venezolano a consecuencia de la renta petrolera, le permitió jugar un papel cada vez más preponderante en el negocio energético.

Las limitaciones del sector privado para satisfacer las exigencias de la creciente demanda eléctrica en la mayoría de las regiones del país, hizo que a partir de 1946, la Corporación Venezolana de Fomento interviniese en la creación de numerosas empresas eléctricas y en la adquisición de otras, a objeto de modernizar el servicio eléctrico en todas las regiones pobladas de Venezuela, estos esfuerzos iniciales sirvieron de base para la creación de CADAFE en 1958.

El desarrollo del Río Caroní, ha sido hasta el momento un esfuerzo exclusivamente estatal, que se inicia en 1953 con la creación de la Oficina de Estudios para la Electrificación del Caroní y se consolida con la constitución de EDELCA, como compañía anónima adscrita a la Corporación Venezolana de Guayana.

ENELVEN, la empresa eléctrica de Maracaibo se inicia como empresa privada nacional, mas tarde comienza a formar parte junto con ENELBAR de Barquisimeto, del grupo de empresas de la Canadian International Power. En 1976 el estado venezolano adquiere la mayoría de las acciones de estas dos empresas por medio del Fondo de Inversiones de Venezuela, que se convirtió también en el mayor accionista de CADAFE y EDELCA.

La Electricidad de Caracas, nació y se mantiene en manos del capital privado, llegando a adquirir en su proceso de desarrollo, las acciones de una empresa extranjera con la cual compartía la responsabilidad de servir el Valle de Caracas.

Cuando el estado venezolano vio fortalecida su posición, luego de un proceso evolutivo de numerosas décadas, se sintió capaz de nacionalizar la Industria de los Hidrocarburos y tomó un grupo de catorce empresas concesionarias, independientes y competidoras, para convertirlas en la actual Industria Petrolera, Petroquímica y Carbonífera Nacional, cuya presencia desborda las fronteras nacionales, cuyos logros tecnológicos son mundialmente reconocidos y cuyo proceso de racionalización y expansión es ejemplo que muchos otros procuran emular.

No es la propiedad de las acciones, sino la integridad e idoneidad de las personas que laboran en las empresas, lo que garantiza la excelencia y el cumplimiento de objetivos en las organizaciones. A quienes poseen el control de las acciones, corresponde la responsabilidad de seleccionar las personas calificadas para que dirijan y trabajen en las empresas. Las fórmulas para lograrlo deben adaptarse a las circunstancias de cada caso. No hay panaceas.

Las consecuencias de las desviaciones e incoherencias del pasado han resultado sumamente costosas, su efecto negativo menguado gracias al paliativo que implica la todavía abundante disponibilidad de recursos energéticos y los precios todavía aceptables que ofrece el mercado. Las desviaciones del futuro podrían resultar más dolorosas.

En el proceso de reactivación económica que hemos acometido, el Sistema Energético Venezolano, juega un papel determinante y las organizaciones que lo integran se han propuesto un programa de expansión sin precedentes. El efecto de las acciones ya iniciadas, transciende mas allá de nuestras fronteras y afectará el Sistema Energético Mundial. Nuestras expectativas son grandes. En el procesa deberemos recurrir a esfuerzos tecnológicos que superan nuestra capacidad de realización. El resultado esperado es un mayor bienestar para nuestra población, la adquisición de tecnologías que ahora no domínanos y la superación de las dificultades económicas.

Los megaproyectos son parte integral del proceso de expansión energética. En estos días los megaproyectos son motivo de grandes expectativas, de esperanzas y de cuestionamientos,

En su carácter relativo, los megaproyectos no son cosa novedosa en Venezuela. Megaproyectos fueron en su tiempo, aunque no se bautizaron como tales, las refinerías y terminales petroleros de San Lorenzo, Cabimas y Caripito. No cabe duda que cumplieron con su cometido y produjeron jugosos beneficios sobre las inversiones que allí se realizaron, pero ha sido precario el efecto permanente de desarrollo sobre las poblaciones que los circundan. Distinto ha sido el resultado de proyectos de similares características y mayor magnitud que se enclavaron en Paraguaná y Puerto La Cruz.

Es indudable el efecto a corto y mediano plazo, que sobre las cuentas nacionales ejercen los megaproyectos. No son tan evidentes los desajustes que los mismos producen, ni las discrepancias que con frecuencia ocurren entre la programación inicial de recursos y tiempo requeridos, que se emplea en la fase promocional cuando se anda en búsqueda de apoyo y aprobación y los resultados finales una vez que se han concluido las obras.

Nuestros recursos naturales son las fuentes de energía y de materias primas que sustentan y justifican los megaproyectos. Estos recursos, renovables o no, son limitados y su uso agota progresivamente las fuentes de menor costo y ello implica, que en el futuro al incrementarse la demanda nacional de energía, ésta deberá abastecerse desde fuentes cada vez mas costosas. Por otra parte, si la naturaleza de los megaproyectos agrega mayores porcentajes de verdadero valor autóctono a los recursos que les sirven de insumo, de modo que puedan compensar los costos mas elevados de las fuentes futuras de energía, cuya explotación deberá adelantarse, indudablemente que el resultado global será beneficioso.

Los recursos naturales que proporcionan los insumos básicos y los mercados que serán servidos con la producción de los megaproyectos, no han surgido de la noche a la mañana. La respuesta a estas oportunidades puede ser planificada y metódica o puede ser improvisada y dispersa. Debemos ser cuidadosos en la acción.

La puesta en marcha de la compleja maquinaria organizativa que se requiere para la ejecución simultánea de los megaproyectos, repetirá un proceso que ya vivió el país en la segunda mitad de la década de los años setenta. Todos conocemos también la evolución del proceso durante la década de los ochenta. Para que esas circunstancias no se repitan, es necesario asegurar la racionalidad de la planificación y la continuidad de la acción. Solamente la existencia de una Política Energética integral, dinamica, comprendida, compartida y respetada por todos puede garantizarnos esa continuidad de acción.

Estamos viendo felices coincidencias en cuanto al curso de acción que debemos seguir. Ya en materia de petróleo, se ha creado ahora una comisión a nivel presidencial para que asesore sobre la materia. En los próximos días es posible que se hagan conocer disposiciones de importancia que contribuyen a una mejor estructuración de las empresas de la Industria Eléctrica y regulan en servicio. Pensamos sin embargo, que aún se requiere mayor profundidad y permanencia.

Dentro de esos modelos de Venezuela que posee cada uno de nosotros, hay muchas verdades compartidas, especialmente dentro del campo de la energía, es alrededor de esas verdades compartidas que debernos trabajar intensamente, para que podamos forjar las bases de esa Política Energética Integral que muchos anhelamos.

Para alcanzar las metas que nos proponemos, debemos mantener un sentido de dirección y un esfuerzo sostenido que va mas allá de un período constitucional. Nada pudiera ser mas dañino que la ocurrencia de nuevas discontinuidades en el futuro. La necesidad de una Política Energética Integral, dinámica, comprendida, compartida y respetada se ha vuelto un elemento vital de nuestro desarrollo. La búsqueda de mecanismos para su concepción, administración y permanencia, es problema de todos. Pongamos todos nuestro grano de arena. 
Caracas, 9 de mayo de 1991.
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REFLEXIONES SOBRE POLITICA ENERGETICA Y PETROLERA
En la primera parte de mi exposición presentaré mis puntos de vista sobre algunos aspectos de política energética y de política petrolera en particular.

Luego someteré a la consideración del Seminario un proyecto de investigación cuyo objetivo es el diseño de un modelo Energético-financiero originalmente orientado hacia Latinoamérica que pienso contribuiría a una mejor planificación energética de nuestros países dentro del ideal integracionista. 

La política energética debe procurar la mayor participación posible de las fuentes energéticas renovables, no contaminantes en comparación a los derivados del petróleo y otros enérgicos. Al mismo tiempo, la utilización de gas, aunque no renovable pero abundante en Venezuela, por ser poco contaminante debe fortalecerse sin sacrificar las necesidades petroquímicas.

Sin embargo los derivados del petróleo, siguen contribuyendo en muy alto porcentaje en el paquete energético. Ello se debe a muchos factores entre los cuales destacan su relativo bajo costo, su facilidad de transporte y adaptabilidad a los más variados usos.

Dentro de la política energética, la política petrolera es de primerísima importancia para Venezuela no solamente por lo antes explicado sino por construir el petróleo y sus derivados más del 90% de nuestras exportaciones. Este aspecto se sale de la Política Energética propiamente dicha y debe considerarse dentro de la política de exportación. Entonces habría que ver al petróleo en dos aspectos: su participación dentro de la política energética nacional y como producto de exportación en competencia en el mercado internacional[1].  Ambos aspectos están relacionados, pues el consumo interno de derivados del petróleo compite, por decirlo así, con los volúmenes de exportación. En esta competencia hay buscar un justo equilibrio pues a mi manera de ver, no es justo castigar al pueblo consumidor elevando los precios de combustibles a los niveles del mercado internacional por dos razones: como país productor, nuestra  actividad económica debe beneficiarse con precios razonablemente bajos de los combustibles y porque nuestro ingreso per cápita es muy inferior al de los países industrializados. 

Nuestra política petrolera en lo fundamental se define en las leyes relativas a Petróleo y Gas Natural: todas las actividades de exploración, explotación, transporte, venta interna y exportación solo pueden ser ejercidas por el Estado que fija las políticas y las dicta a PDVSA a través del Ministerio de Energía y Minas. En esas actividades colaboran las empresas de servicio, sobre esta materia volveré más adelante.

En lo referente al campo internacional la política petrolera esta dirigida a la protección de los precios en el mercado de manera de obtener el mayor beneficio por barril exportado de crudos y productos. Esta ha sido una de las tareas de Venezuela en la OPEP: la defensa de los precios. Hemos tenido problemas y épocas difíciles, pero creo que la OPEP sigue teniendo vigencia la tendrá más en el futuro y que sin su contribución al equilibrio del mercado internacional se podría llegar a una situación caótica. Por lo tanto debemos mantenernos dentro de la OPEP procurando corregir las fallas que hoy presenta la organización. Dentro de lo limitado del tiempo no puedo extenderme sobre este importantísimo tema. 

En el continente Americano nuestra política se debe dirigir, por una parte, a la defensa de nuestros mercados en el Norte y por la otra, fortalecer la Organización Latinoamericana de Energía OLADE en nuestro esfuerzo hacia la integración latinoamericana, como lo ordena el Artículo 108 de nuestra Constitución.

Estas son algunas de las políticas fundamentales en el campo energético que creo que cuenta con el apoyo de la opinión pública del país.

Sin embargo recientemente ha surgido una especie de controversia alrededor de la nacionalización del sector hidrocarburos ante tesis de economía de mercado y privatización. Hay quienes opinan que PDVSA debe asociarse con empresas transnacionales desde las fases de exploración y producción como único medio de desarrollar el sector, dada la necesidad de grandes inversiones y la adquisición de tecnología para los metaprogramas de aumentos de producción que se vienen anunciando.

A mi manera de ver este asunto amerita análisis y estudios muy cuidadosos, pues está en juego nuestra soberanía y el futuro control de nuestra principalísima fuente de ingresos y el aprovisionamiento interno de combustibles y de materia prima para la Petroquímica ambas fundamentales para el progreso de Venezuela.

De paso quiero observar la importancia que tiene el ejercicio de la soberanía, término que para algunos no tiene significado, pero cuya vigencia no pasa, porque, en general es productor de la mística de trabajo por el país y además renunciar, a ese ejercicio en algo tan fundamental para Venezuela como es el petróleo, mediatiza la libertad de acción del país en el contexto internacional. El término soberanía encierra todo: desde la libertad política hasta la estabilidad económica, pasando por las garantías y seguridad social para todos los pobladores  de nuestra tierra.

He reflexionado mucho sobre esta materia y me surgen muchas preguntas. La primera seria: ¿A cuánto y a que velocidad debemos aumentar el potencial y la producción de hidrocarburos?

Para responder a esta pregunta habría que hacer estudios de la demanda futura y la evolución de los precios en el mercado petrolero internacional y la participación con que Venezuela podría contar en ese mercado, tarea por demás difícil y compleja que requiere el manejo de muchas incógnitas y variables fuera de nuestro control. No se puede tampoco ignorar que se investiga constantemente sobre fuentes energéticas no tradicionales y combustibles sintéticos. Hasta hoy no se ha llegado a su viabilidad, económica frente a los derivados del petróleo, pero el proceso debe ser observado de cerca e incluso participar en él, porque no es descartable que se produzca un “reventón” de nuevas fuentes que desplacen en un tiempo relativamente corte a los hidrocarburos.

Entonces creo que los programas de aumento de potencial y producción deben llevarse con cautela para que el riesgo de las inversiones sea el menor posible. Me parece que la ansiedad de procurar divisas puede empujar a programas precipitados y riesgosos.

Otra pregunta que me hago: ¿Le conviene al país regresar al pasado trayendo nuevamente las transnacionales?

Los partidarios de traer a la actividad petrolera en el país poderosas empresas, algunas de las cuales ya estuvieron en Venezuela durante sesenta años, argumentan que ahora sería diferente, porque no sería bajo régimen de concesiones sino de asociaciones, donde PDVSA, estaría de quien a quien porque es una empresa poderosa en el concierto internacional. Además, que no contamos con capital suficiente ni tecnología apropiada para los grandes desarrollos que se pretenden.

No creo que por el camino de las asociaciones o empresas mixtas el país tendrá más control y correr menos riesgo que en el régimen de concesiones. Concesión significa en principio un acto soberano por medio del cual se permite a una empresa operar en el país bajo una serie de condiciones impuestas por el Estado. Sin embargo no podemos ni debemos olvidar todo lo sucedido durante más de sesenta años de presencia de Venezuela de las transnacionales bajo el régimen de concesiones. Estuvimos ocupados económicamente y en forma indirecta dominados políticamente y limitados en el desarrollo.

No se como nuestra memoria es tan débil para no recordar las condiciones de vida para los venezolanos en los campos petroleros en comparación con los de afuera; la prepotencia de muchos extranjeros a todos los niveles sobre los nativos; las ventajas para las compañías en la importación de toda clase de bienes y servicios; la explotación ruinosa de nuestros yacimiento, especialmente durante la 2da Guerra Mundial; el escamoteo de precios del petróleo para reducir a un mínimo sus obligaciones con el fisco; las condiciones de inferioridad y sumisión en que se mantenía a nuestros profesionales a menos que se sometieran a una fidelidad incondicional. Todo esto y mucho más es historia reciente que no puede ser borrada de la noche a la mañana y que fue sufrida por muchos profesionales, técnicos y obreros que hoy trabajan para PDVSA y sus empresas filiales. Y dentro de todo eso, la soberanía de nuestra Patria mediatizada bajo el poder político y militar de los países de origen de la transnacionales.

Quiero aclarar que a mi juicio toda esa situación no es achacable solo a las empresas, cuyo objetivo al fin y al cabo es el lucro; mucha responsabilidad corresponde al liderazgo del país que no supo o no quiso utilizar apropiadamente el régimen de concesiones. Pero hay que observar que las transnacionales son las mismas que sus objetivos son iguales, siguen apoyándose de una manera u otra en el poder de sus países de origen y sus interés, como es natural, no coinciden con los intereses de los pueblos en los países donde operen.

Después de años de lucha llegamos a la nacionalización y hoy en día hemos logrado lo que algunos escépticos consideraban imposible: manejar exitosamente nuestra industria petrolera. Sin embargo en la Ley de Nacionalización se dejo la rendija del Artículo 5º que tarde o temprano serviría para el regreso de las transnacionales. Bastó que la deuda externa nos estrangulara y que la corrupción consumiera nuestros ingresos provenientes del petróleo, para que se viera en el Artículo 5º la tabla de salvación: asociarnos con empresas extranjeras para que ayuden a explotar y vender nuestro petróleo, gracias al aporte de su capital y tecnología.

Hasta hace poco tiempo PDVSA aseguraba poseer suficiente capacidad financiera para los programas de expansión y se decía tecnológicamente capaz para explotar, transportar, refinar y comercializar aún los petroleros pesados de la Faja del Orinoco, gracias a los desarrollos tecnológicos logrados por INTEVEP ¿Qué ha pasado con esto? De repente estamos desarmados. Sin la ayuda de otros no podemos movernos hacia el futuro; aun la comercialización decía tenerla asegurada a través de la llamada internacionalización al haberse asociado PDVSA con empresas en los países industrializados para llevar los productos hasta los consumidores, asegurando la colocación de nuestros crudos en las refinerías.
 
Este cambio de actitud exige una clara explicación ¿Era falso todo lo que se pregonaba o es que ahora la política económica del gobierno de libre competencia internacional, apertura incondicional a inversiones foráneas, privatización, abre el camino fácil de asociarnos aunque sacrifiquemos nuestra libertad de decisión y nuestra soberanía, en procura de divisas?. Altos directivos empresariales han llegado hasta aconsejar la privatización de toda nuestra industria petrolera.

Yo sinceramente creo, con la misma convicción que tuve en el éxito de una verdadera nacionalización, que PDVSA y sus filiales, con el apoyo de INTEVEP y de las empresas de servicio venezolanas, cuenta con capacidad suficiente para llevar hacia delante nuestra industria petrolera, según programas de desarrollo realistas y de acuerdo con perspectivas racionales del mercado petrolero internacional. En esas bases no será difícil obtener el financiamiento necesario, ya que se trata de un negocio ampliamente rentable que puede responder con toda la responsabilidad ante la banca internacional, si fuese el caso que los recursos de PDVSA sean insuficientes para autofinanciarse.

Para actuar en ese camino es necesario integrar más las empresas petroleras al acontecer económico del país. El petróleo es patrimonio de todos los venezolanos y no propiedad de las empresas que a veces actúan como un Estado dentro del Estado. El pueblo venezolano delega su soberanía sobre el petróleo en el gobierno, quien debe trazar políticas que serán llevadas a la práctica por PDVSA y sus filiales. Las operaciones y administración de PDVSA son en general bien conducidas, pero debe cuidarse de los vicios del despilfarro, corrupción y gastos superfluos que pueden debilitar su confiabilidad ante la nación. Creo en críticas sanas a la Industria, pero no aquéllas que van dirigidas simplemente a desacreditarla para hacerla posible presa de la privatización.

Estas son mis reflexiones sobre tan importante materia, donde están en juego los más altos interés del país y de todos los venezolanos, particularmente de quienes trabajan en nuestras empresas petroleras. Estoy seguro que muchos de ellos comparten en silencio estas preocupaciones.


[1] Negrillas resaltadas posteriormente (Marzo,2013) por C. Quintini