Quienes somos?

COENER es una asociacion civil integrada por profesionales venezolanos con el objeto de orientar a los sectores público y privado en materia energética, elaborando y proponiendo políticas, proyectos, asesorías, investigaciones y divulgación de conocimientos, con el propósito de satisfacer y generar el óptimo beneficio social y económico del país

martes, 9 de abril de 2013

Siniestralidad de PDVSA en cifras

Juan L. Martínez

La seguridad en las operaciones de PDVSA no escapa de la crisis que atraviesa la industria petrolera en Venezuela.

La reducción en sus niveles de producción, tanto de petróleo crudo, gas natural y sus derivados, así como de productos refinados, es cada día más inocultable. Las cifras que se reportan en diversas publicaciones especializadas, así como las mismas cifras que reporta PDVSA, así lo confirman.

Luego del lamentable siniestro ocurrido en la Refinería de Amuay el pasado 25 de agosto de 2012, el parque refinador venezolano se encuentra operando en condiciones extremadamente limitadas. Desde 2011 PDVSA se ha visto obligada a importar gasolina y componentes para abastecer el mercado interno, sin embargo, después del referido accidente, los niveles de importación se han incrementado significativamente, llegándose ahora a efectuar importaciones de otros productos refinados, como combustible diesel.

Sin embargo, hasta la fecha poco se comenta sobre los niveles de siniestralidad de la industria petrolera en Venezuela, excepto las sacudidas que se generan en la opinión pública cuando ocurren eventos como el de Amuay, y como el derrame de crudo en el Río Guarapiche, ocurrido a comienzos de 2012; los cuales, en su momento, causaron alarma general y una significativa percepción de que algo no anda bien en esta empresa.

A continuación se podrá constatar, con cifras, que los niveles de accidentalidad de PDVSA, en Venezuela, son extremadamente preocupantes.

Un elemento disparador de este trabajo lo constituyó el contenido del informe técnico que la empresa RJG Risk Engineering llevó a cabo en marzo de 2012, con motivo de una evaluación en los procedimientos y niveles de seguridad en la operación del Centro Refinador Paraguaná (CRP), del cual forma parte la Refinería de Amuay. Esta evaluación fue ejecutada por iniciativa del grupo QBE, como parte de las rutinas de monitoreo de sus clientes a nivel internacional, para efectos de calificar los niveles de riesgo y los requerimientos para una adecuada cobertura en sus pólizas de seguros.

El referido informe indica, en su página 6, bajo el subtítulo “Incidentes”, que durante el año 2011, en el CRP se reportaron 222 eventos, de los cuales cerca de 100 fueron incendios. Sin embargo, lo más delicado es, que a pesar de disponerse en el CRP de buenos procedimientos de reporte y de investigación de accidentes, de todos estos incidentes reportados, solamente unos pocos fueron pasados a la fase de investigación por parte del comité responsable de esta tarea, y únicamente nueve (09) fueron “cerrados” con resultados y recomendaciones, de acuerdo a lo indicado en este informe técnico.

Otro elemento de significativa relevancia es la información que PDVSA revela en sus informes de gestión anual, como parte del contenido de la gestión referida a la Seguridad Industrial en sus operaciones. En estos informes se puede constatar la magnitud de dos indicadores clave en materia de seguridad industrial; el Índice de Frecuencia Neta (IFN), el cual muestra la cantidad de accidentes causantes de lesiones con pérdida de tiempo de labor por cada Millón de Horas de trabajo; y el Índice de Severidad (IS), el cual muestra la cantidad de días perdidos de labor por Millón de Horas de trabajo.

En estos informes puede constatarse, de forma sorprendente, que lejos de reducirse la incidencia de accidentes y su nivel de gravedad, como es la tendencia a nivel global, estos índices aumentan de manera sostenida en Venezuela desde el año 2007, mientras que en CITGO, filial de PDVSA que opera en Estados Unidos, con varias refinerías y terminales de manejo de crudo y combustibles, sus indicadores de seguridad industrial vienen mostrando una significativa mejora, a tal punto que en 2009 y 2010 fue galardonada debido a su exitoso desempeño en esta materia.

La gráfica mostrada a continuación refleja el desempeño de PDVSA en comparación con otras empresas y en relación a los indicadores globales publicados por International Association of Oil and Gas Producers (OGP), en este caso, los referidos a IFN.



La siguiente gráfica refleja el desempeño de PDVSA en relación a sus indicadores de severidad.



En las gráficas se constata que los índices frecuencia de accidentes muestran una tendencia decreciente a nivel global, e incluso en empresas como PEMEX y ECOPETROL, que hasta 1999 tenían altos índices de siniestralidad, en los últimos años han hecho esfuerzos significativos e internacionalmente reconocidos en materia de seguridad industrial.

En cambio PDVSA, con cifras publicadas por esta misma empresa, hace evidente que sus operaciones conllevan niveles inaceptables de riesgo, no solo para sus trabajadores propios y contratados, sino para las poblaciones circundantes, especialmente en aquellas instalaciones cercanas o dentro de áreas de alta concentración poblacional, tal como ocurre con las refinerías de Amuay, Cardón, El Palito y Puerto La Cruz, con otras instalaciones de manejo de combustibles como poliductos y Plantas de Distribución, así como miles de kilómetros de gasoductos y redes de distribución.

Otro elemento que hace reflexionar más profundamente es el hecho que antes de 2003 los niveles de accidentalidad en Venezuela estaban dentro de los parámetros internacionales (OGP) y eran incluso menores que los promedios de la región, tal como se muestra en la siguiente gráfica. De igual modo se observa cómo a partir de 2003 el índice de frecuencia comienza a elevarse superando el promedio regional.


Es hora que este importante aspecto se sume al monitoreo de la gestión de PDVSA, y que se exija al cuerpo directivo de esta empresa estatal, así como a los responsables por parte de Ejecutivo Nacional, una completa rendición de cuentas en materia de seguridad industrial, así como la divulgación de los informes de investigación de la mayor parte de los siniestros más graves, con la identificación de responsabilidades y el resarcimiento adecuado a las víctimas. La Fiscalía General de la República y la Asamblea Nacional deben asumir su responsabilidad y actuar de inmediato.

miércoles, 3 de abril de 2013

LAS MENTIRAS DE PDVSA

Este es un trabajo publicado por un miembro de COENER, como un trabajo particular de investigación (Green Paper), por lo tanto COENER no se hace solidaria con su contenido:

Diego González Cruz

LA SOBERANÍA PETROLERA NO COMIENZA CON CHÁVEZ
LAS MENTIRAS DE PDVSA
Ante la publicación, en los principales periódicos del país, por parte de la Junta Directiva de Petróleos de Venezuela, S.A., el pasado lunes 11 de marzo de 2013, de una alegoría  a los “logros alcanzados gracias a la ejecución de la Política de Plena Soberanía” en la Industria Petrolera nacional, el Centro de Orientación en Energía COENER, Considera su responsabilidad fijar posición acerca de los logros allí establecidos, sobre los cuales,  lo menos que podemos decir es que están alejados de la realidad.
La soberanía nacional la ejercen los ciudadanos de una Nación a través del poder que le otorgan al Estado para que éste, de acuerdo con la Constitución, defienda los intereses y derechos de cada ciudadano y de la Nación como un todo. Desde el comienzo del siglo pasado, Venezuela evolucionó en el perfeccionamiento del control de su actividad petrolera, el cual culmina con la nacionalización de las empresas extranjeras y la creación de Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) en 1976. Una empresa que no obstante ser estatal se condujo con una visión comercial y con los criterios más avanzados de gerencia. PDVSA, en poco más de dos décadas se convirtió en una empresa de excelencia gerencial y de referencia mundial, ubicada entre los primeros cinco lugares de casi todos los parámetros utilizados para medir eficiencia, accidentalidad  y capacidad de producción. El Estado venezolano, a través de su empresa nacionalizada y de políticas adecuadas, había cumplido con el mandato de sus ciudadanos de defender sus intereses y derechos  en la explotación de su recurso más preciado, el petróleo.
Lo que ocurre con PDVSA a partir del año 2000 parece un guión establecido con la intención de destruir lo logrado por las gestiones anteriores. Veamos qué tan cerca de la  verdad están las  aseveraciones indicadas en la  publicación antes mencionada:


Las MENTIRAS en negritas
1.    “Se logró derrotar el Sabotaje petrolero”
El inadecuadamente llamado  “sabotaje petrolero”, fue un paro  cívico nacional, al cual se unió gran parte de los trabajadores de la industria petrolera y de la sociedad venezolana, cuyo propósito era manifestar en contra de leyes inconstitucionales que ponían en peligro el progreso del país y preservar los principios de meritocracia y profesionalismo en todas las empresas del Estado. El verdadero sabotaje petrolero lo ejecuta el gobierno al despedir a más de 20.000 trabajadores (más de 250.000 años de experiencia), dejando a PDVSA en situación minusválida para realizar las actividades medulares de una empresa petrolera.  Hoy PDVSA ha perdido su participación no sólo en la OPEP, sino en sus mercados tradicionales.
  
2.    ”Rescate y nacionalización” de la Faja Petrolífera del Orinoco
Cuando el actual régimen tomó el poder, la producción de la Faja era de 618 mil bpd, con un plan de expansión a unos 2 millones de bpd en la siguiente década. Hoy la producción se redujo a unos de 500 mil bpd y los socios potenciales, otrora, empresas con músculo tecnológico y  financiero han sido sustituidos por empresas, que en su mayoría, sólo presentan como aval su vínculo ideológico con el actual gobierno. CUPET de Cuba, es un buen ejemplo de estos socios, país en el cual nunca se ha producido un barril de petróleo extra-pesado.

3.    ”Fin de la tercerización de nuestros trabajadores”
Aunque el término tercerización no aparece en el DRAE, éste es aceptado ampliamente como: Contratación de empresas para que desarrollen actividades especializadas u obras, siempre que éstas asuman los servicios prestados por su cuenta y riesgo.  Pues bien, la  gesta  ‘emancipadora’ del actual gobierno consistió en la expropiación de pequeñas y medianas empresas que, en las áreas operativas de la industria petrolera, desarrollaban actividades de apoyo. El resultado fue una hipertrofia de la nómina de la estatal, incremento en los costos operacionales  y desmotivación a la iniciativa privada, ya que cada acción de expropiación iba acompañada de su respectiva demonización al emprendimiento privado.

4.    “Rescate y nacionalización” de los taladros petroleros, de los muelles y servicios acuáticos
La nacionalización de equipos de perforación  ha provocado desempleo y demandas contra la Nación (que muy probablemente se perderán).   Los muelles y servicios acuáticos se encuentran arrumados y abandonados en  las costas del Lago de Maracaibo, lo que demuestra lo inadecuado de esta medida de nacionalización, la cual ha sido  una de las causas fundamentales de la caída de la producción de petróleo y gas natural en occidente. La inactividad económica y el desempleo en la Costa Oriental del Lago son uno de los peores efectos.

5.    “La migración de los convenios operativos a empresas mixtas”
Con esta  decisión sólo se ha  logrado una  baja en  la producción de petróleo y gas natural de esas áreas. Adicionalmente y paradójicamente, las empresas mixtas conllevan la co-propiedad de los recursos, lo cual, en consecuencia, disminuye la soberanía nacional a través de las alianzas con "gobiernos amigos". Entre los más relevantes figuran  Rusia y China.

6.    “PDVSA ahora es roja rojita” Ojo esto no es mentira. ¡Es verdad!
Se hizo “roja rojita” en el tristemente célebre discurso del presidente de la estatal, donde le dijo a los trabajadores que ellos estaban allí por Chávez y el que no estuviera de acuerdo lo iban a sacar a “trancazos”. Roja rojita para apartarla de su Misión de ser una empresa petrolera, para humillar a sus trabajadores obligándolos a realizar actividades que no tienen que ver nada con una empresa petrolera. Hoy es una empresa endeudada y en franco deterioro. Los altos índices de siniestralidad así lo demuestran. PDVSA se ha convertido en un brazo ejecutor del modelo político del gobierno y ha dejado de ser, vaya curiosidad, una empresa de todos los venezolanos

7.    Incremento de la “inversión social”
Inversión social implica destinar recursos a generar las condiciones necesarias (salud, educación, seguridad, empleo, instituciones, garantía de derechos) para el desarrollo sostenible, en el largo plazo, de los ciudadanos. Es cierto que Venezuela pasa por momentos que hacen necesario el apoyo perentorio a los ciudadanos, pero no es menos cierto que el mismo ha sido implementado de manera inconsistente y con marcados fines electorales. Adicionalmente, la inversión social realizada a través de PDVSA, tiene como contrapartida una sustancial reducción de las inversiones en la capacidad de producción. La inversión social de PDVSA ha significado una grave distorsión en sus funciones medulares,  sustituyendo vitales tareas correspondientes al Estado Venezolano, Hoy tenemos una empresa menos eficiente en las labores que le corresponde como empresa petrolera y una empresa definitivamente ineficiente en las tareas de tipo social.. Adicionalmente, estas actividades han sido foco de corrupción administrativa, consecuencia del poco control.  Recordar caso PDVAL
8.    “Se logró la justa distribución” de la renta
La renta proveniente de la explotación petrolera, es propiedad de la nación, de todos los venezolanos. Sin embargo, la distribución de la renta tiene un marcado signo político-partidista“, como es el caso de la asignación de viviendas. Adicionalmente se ha beneficiado a un sinnúmero de países y personas que no tienen nada que ver con las verdaderas necesidades de la población venezolana, como los “pobres” norteamericanos que están recibiendo combustible subsidiado por la filial CITGO. Por otro lado, el  subsidio a la gasolina y a otros combustibles beneficia mayormente a contrabandistas, producto del marcado diferencial de precios con países vecinos, y a los sectores de mayor poder adquisitivo.
    
9.    la OPEP salió de un largo letargo con miras a “la defensa del valor del barril de crudo”

No es verdad que los precios han aumentado y se han estabilizado gracias a la OPEP y menos  a la influencia del Gobierno Venezolano. La OPEP ya no representa una proporción decisiva en el mercado. La producción de petróleo de la OPEP que era de 26 millones de barriles diarios en 1999, para 2013 se le estima en 30 millones de barriles diarios (crece 4 millones de barriles diarios en 14 años); mientras la producción de los no OPEP pasa de 46 millones de barriles diarios en 1999 a 54 millones de barriles diarios en 2013, un crecimiento neto de 8 millones de barriles diarios. Y lo más triste, la producción de Venezuela en 1999 era de 3.1 millones de  barriles diarios y al 13 de febrero de 2013 se redujo a  2.7 barriles diarios, según cifras oficiales, enviadas por el gobierno venezolano a la OPEP.

10. Se “rescató la administración de nuestros recursos naturales para beneficio de todos los venezolanos, pero también para los demás pueblos de la gran Patria Latinoamericana y Caribeña”
Es definitivamente controversial que en el rescate de la administración de los recursos petroleros, en momentos de precios record, se haya aumentado la deuda nacional  de una manera significativa,   mantenido  los mismos niveles generales de pobreza, se haya incrementado la desinversión, reducido los niveles de  productividad,  abandonado la producción en el campo e incrementado la importación de bienes y servicios. Aunque se menciona el beneficio a otros países como un acto de solidaridad, es inentendible que un país deficitario en infraestructura física en carreteras, viviendas, salud y educación, se dé el lujo de donar bienes o realizar financiamientos  en condiciones altamente inconvenientes para el país.

11. Se “reconquistó la soberanía nacional”
Nunca la soberanía de la Nación venezolana, después de la gesta de independencia, había estado tan en tela de juicio. En el ámbito económico, el país depende casi totalmente de los ingresos petroleros y estos “penden del hilo” de los precios internacionales, sobre los cuales Venezuela no tiene control.  
El primer paso para resolver una crisis, es reconocerla. Aunque el régimen exprese lo contrario, la industria petrolera nacional  pasa por los peores momentos de su historia. Si adicionalmente consideramos que  Venezuela, aparece en los lugares menos privilegiados en estudios recientes sobre transparencia en las negociaciones con el Estado y que los entes contralores, como la Contraloría General de la República, o la Asamblea Nacional, no cumplen con las funciones que le son inherentes cuando las denuncias están orientadas contra algún ente del gobierno, como los casos de PDVAL, el accidente de Amuay, entre otros, estamos en la mayor falta de transparencia: Se oculta intencionalmente la crisis y no se realiza la contraloría necesaria.
Venezuela tendrá que realizar cambios estructurales de gran importancia en la industria de los hidrocarburos, si quiere aprovechar las oportunidades que representan los ingentes recursos con que cuenta. Estos cambios pasan por superar la situación precaria de la infraestructura física del sector y por cambios fundamentales en el área institucional, única manera de rescatar la credibilidad como país exportador de petróleo que tuvo por muchos años y de esta forma atraer inversiones, tecnología y mercados.

Caracas, 03 de abril de 2013